viva la gente

¿Cómo nos verán los dioses a los humanos un día de fiesta?
Se me ocurre que de algún modo parecido a como vemos nosotros un hormiguero una vez levantada su piedra y las hormigas desprovistas de su protección moviéndose caótica y alocadamente sin atender a su precisa programación que les hace funcionar como un sólo cerebro. Porque aunque en los días laborables somos adorables bichitos que actuamos también según un plan, capaces de cierto orden, tenemos una tendencia insensata hacia el caos. Ese principio rector de nuestra naturaleza que nos emparenta con con los primates, nos inclina hacia la pasión desmedida y al hybris. Lo que no sería muy terrible si no tuviéramos la inteligencia que como sapiens se nos ha conferido y pusiéramos esta al servicio del odio que a veces nos rapta  haciendo aflorar a nuestro mandril interior. A veces también sentimos amor y empatía, pero siempre y cuando tengamos la barriga llena. Y para eso nos hemos comido a la megafauna del planeta y seguimos sumando especies a nuestra cuenta de extinciones. Porque paradójicamente, aun cuando aparquemos el odio y seamos capaces de colaborar para obtener resultados, lo hacemos en detrimento de nuestros compañeros de planeta y del planeta mismo. Y es que alimentar a 8.200 millones de bichitos insaciables, caprichosos y con un cerebro y unas pasiones que consumen tanta energía, no es moco de pavo. Así que los dioses nos verán con cierta indulgencia paternalista porque hemos salido precisamente a imagen y semejanza de ellos, con síndrome  de demiurgos corta bacalaos y no nos exterminan como la plaga que somos porque les parecemos monos, en el buen sentido de la palabra, y les hacemos oportunamente la pelota, celebrando todo tipo de fiestas en su honor. Además, ¿quién creería en ellos si no?